Mientras que el Vicepresidente de los
Estados Unidos Joe Biden le daba una “audiencia de 20 minutos” en la Casa
Blanca a esa caricatura de “disidente” que se hace llamar Berta Soler, por aquí
en Europa, españoles, alemanes, franceses, italianos no dejan de escandalizarse
por la desfachatez con la que los “americanos” les han estado espiando.
Lo ridículo en todo esto es que los
políticos europeos hacen como si estuvieran sorprendidos, como si todo esto
fuera una novedad.
El escándalo alcanzó su máxima expresión
en Alemania cuando sus ciudadanos se enteraron de que la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA por sus siglas en inglés) había espionado también el teléfono de
su Canciller Angela Merkel. Hasta ese momento a la Canciller no le había
importado que millones de ciudadanos alemanes hubieran sido víctima de los
espías de la NSA, todo lo contrario, los miembros de su gabinete no escatimaban
esfuerzos para poner en duda la credibilidad de las revelaciones de Eward
Snowden.
Hace tan solo unas semanas el Ministro del
Interior Hans-Peter Friedrich había declarado a la prensa refiriéndose a las
revelaciones hecha por Snowden, que las mismas “se habían disuelto en el aire”
porque carecían de fundamento. El Ministro de la Cancillería por su parte
declaraba que como las acusaciones hecha por el especialista en inteligencia no
habían podido ser probadas, declaraba el caso como cerrado.
Ya el mundo entero está empezando a
comprender porque los cubanos siempre han dicho que “los Yanqui no creen ni en
la madre que los parió”.
Lo perverso de todo esto es que la
inteligencia alemana es una de las tantas que en Afganistán, Pakistán y en
otras partes del mundo le dan apoyo logístico al Premio Nobel por la Paz Barack
Obama para localizar a través de los teléfonos a los “terroristas del Al Qaeda”
para no solo masacrarlos a ellos sino también a cuantas personas inocentes se
encuentre a sus alrededores.
Esto es a lo que ellos llaman las
“víctimas colaterales” de las guerras sucias que ellos han desatado contra los
pueblos árabes. Pero de esto no se habla en Europa y mucho menos en los Estados
Unidos.
Mientras que en el viejo continente los
europeos comienzan a dudar de las verdaderas intenciones de sus “amigotes” de
la Casa Blanca, al Vicepresidente Joe Biden no se le ocurre otra cosa que darle
una audiencia a la “disidente” más
inmoral que tiene Cuba, la farsante inculta Berta Soler, vocera de esas “Damas”
que en Cuba luchan “abnegadamente” por un puñado de “verde”. Una semianalfabeta
que no sabe hacer otra cosa que repetir las sandeces que sus pagadores de Miami
le dictan.
Contra más la maquillan, le visten y le
enseñan a abrir la boca, más farsante y bruta se pone.
Como ya sabemos de la “eficiencia” de la
NSA para espiar al mundo entero podemos dar por sentado que los señores de la
Casa Blanca con toda seguridad deben estar al tanto de las verdaderas “cualidades”
de esta señora y de su capacidad para dirigir una “organización”.
Ellos al igual que nosotros sabemos que
esta sinvergüenza tiene de disidente y de luchadora por los derechos humanos lo
mismo que el Premio Nobel por la Paz Barack Obama tiene de pacifista.
Está claro que estos encuentros con
“prominentes” son parte de las maniobras a los que nos tienen acostumbrados
estos señores y sus secuaces de aquí y de allá. El objetivo es siempre el
mismo, venderle a la opinión pública internacional la existencia en Cuba de una
llamada oposición con la que no han
logrado otra cosa que agrupar a individuos que no hace otra cosa que luchar el
“verde”. Aunque ya todos conocemos el jueguito vale la pena hacerse la
pregunta:
¿Cómo puede ser posible que el Vicepresidente
del país “mas poderoso” del mundo se de el lujo de tirarse una fotografiá con
el engendro más espeluznante que ha dado la mal llamada oposición en Cuba?
¿Cómo se puede ser tan tonto y dar crédito
a algo que por su naturaleza pueril carece de toda credibilidad?
Para creerse los cuentos de disidente de
Berta Soler hay que ser un estúpido por naturaleza. Esto lo sabe el mundo
entero, también Joe Biden, sus especialista de la NSA, la CIA y la USAID. El
problema de los adefesios de Norteamérica y sus satélites es muy sencillo de
entender: En la guerra abierta que han desatado contra el pueblo de Cuba y su
Revolución no les ha quedado otra alternativa que coger al primer vividor que
esté dispuesto a comer de su mano, aunque sea lo peor.
Esta es la única explicación plausible que
se le puede dar a esa macabra foto en la que se ve a una de las descarada más
grande que tiene Cuba sentada en pose de niña mimada al lado del Vicepresidente
de un país que al parecer no es lo
suficientemente poderoso como para descubrir
detrás de quién se encuentra un
verdadero disidente o un perfecto farsante.
Ya han pasado más de 50 años y estos
señores no cesan en su empeño de destruir a la Revolución, para ello han
utilizado todos los medios habidos y por haber gastando ciento de millones de
dólares de los contribuyente norteamericano para seguir alimentando tiburones.
Por vigésima segunda ocasión la humanidad
vuelve a condenar al injusto e inhumano bloqueo impuesto al pueblo de Cuba
mientras los políticos de la Casa Blanca siguen empecinados en que la única vía
para acabar con el comunismo en Cuba es matando a su pueblo de hambre y
necesidades.
Son tan tontos que siguen creyéndose el
cuento “de un día que viene llegando” y que hace 55 años no acaba de llegar.
Vamos a dejar entonces que sigan
menospreciando y subestimando al pueblo de Cuba y que se sigan creyendo cosas,
allá ellos con sus tontedad.
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